El peligro de deserción

- Una de las razones por las cuales los universitarios abandonan los estudios es porque la carrera no cumple con sus expectativas. Y la otra razón es porque la carrera que estudia nunca estuvo dentro de sus opciones. No fue elegida por él sino por sus padres. Estas decisiones equivocadas tarde o temprano terminan en la deserción del estudiante universitario.
Es una elección íntima y personal

- Efectivamente, la elección de una profesión es una decisión que sólo compete al joven estudiante. Es una decisión personal e íntima que todos debieran respetar, empezando por los padres.
- Porque no se trata sólo de conseguir un «cartón». Es un asunto que tiene que ver con el desarrollo de la persona. Una carrera universitaria es la oportunidad para que una persona desarrolle sus habilidades y gustos personales.
- No se elige una carrera para satisfacer los gustos de «los otros». ¿Por qué tendríamos que elegir una carrera que no es de nuestro agrado? O, lo que es peor, ¿por qué deberíamos dejar que otra persona tome esa decisión por nosotros?
No cumplir los sueños de otros sino los propios

- La profesión que elijas será la que te acompañará por el resto de tu vida. O sea, gran parte de tu vida la pasarás ocupado en la carrera que elegiste. Si elegiste, según lo que te dictaba tu vocación, bien por ti. Pero, imagina que lo que elegiste no era de tu agrado. ¿Te imaginas pasar toda tu vida ocupado en algo que no te gusta?
- En la elección de una carrera se trata de que tus sueños se hagan realidad. No es aceptable que te esfuerces en cumplir los sueños de otros. Si tus padres son profesionales, quizás ellos quieran que sigas sus pasos, bueno, ese es su anhelo. Pero, no son tus sueños.
- Obtener un título que TÚ has anhelado, debe ser tu sueño personal.
La madurez para elegir

- En cuanto al deseo de seguir una carrera profesional, las cosas no funcionan por decreto sino por elección. Los padres no son jueces que nos imponen reglas, ni decretos que debemos de cumplir. Son más bien asesores.
- Pueden sí, orientarnos y con su experiencia aconsejarnos sobre los pro y contras de una carrera profesional. Por ello, es muy importante que el joven estudiante muestre madurez en cuanto a sus capacidades y motivaciones.
- Por lo general, cuando el joven no muestra la suficiente madurez como para hacer una elección, es el momento en que los padres intervienen.
No matar las convicciones

- Una vez que un joven estudiante sabe comunicar con fundamentos el por qué se inclina por determinada carrera, es responsabilidad de los padres no derribar esas convicciones.
- Toda persona necesita ser respetada en sus convicciones. En la elección de una carrera los jóvenes tienen la oportunidad de mantenerse firmes en sus convicciones.
- No tienen que «sentirse» obligados a estudiar lo mismo que sus padres si así no lo quieren. Para no interrumpir el proceso de su madurez el joven debe de confiar a sus padres sus verdaderos intereses y las cosas que los hacen sentir a gusto.
Que en el futuro no nos espere la frustración

- No hay futuro más desalentador que el vivir frustrado. Vivir con esas ganas de haber querido ser alguien diferente y no haberse concretado. Vivir dedicado a alguna actividad que nunca fue nuestra vocación es una frustración difícil de superar.
- Es un sentimiento que va muy ligado a nuestra autoestima. Cuando hay frustración nuestra autoestima decae porque pensamos: «¿Por qué no luché por mis sueños?», «¿Por qué tuve que resignarme a hacer lo que otros querían?».
- Que en nuestro futuro nos veamos realizados, ocupados en lo que más nos gusta, haciendo lo que nos apasiona. Haz de tu sueño profesional una realidad.
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